Ocho mitos de la ciencia que suelen creerse pese a ser totalmente falsos

Un portal web especializado desentierra supuestas verdades y las deja al descubierto. La influencia de la luna, el crujirse los nudillos, los rayos, los chicles ycómo usamos el cerebro.
Los oímos de vez en cuando y se nos quedan grabados con cierta facilidad. Son los mitos de la ciencia que se suelen creer y que son falsos, y que en este caso han sido recogidos por "iflscience.com".

1 - Usamos sólo el 10% del cerebro
Queda mucho por saber acerca del cerebro, pero lo que parece claro es que la idea de que solo usamos el 10% del cerebro es falsa. Teniendo en cuenta que es un órgano que tiene unas altísimas demandas energéticas, con sus cerca de dos kilogramos de peso medio, requiere el 20% del oxígeno y de la glucosa del cuerpo, no tendría mucho sentido que la evolución hubiera permitido que un sistema tan caro se desaprovechase.

Además, los disparos, cánceres y demás lesiones parecen no afectar casi nunca a esas misteriosas y míticas partes del cerebro que no se usan. Sin embargo, no todas las zonas del cerebro están activas en un mismo instante, pero se van utilizando a lo largo del día.

2 - La Luna llena afecta al comportamiento
No parece que la Luna llena pueda convertirnos en potenciales asesinos, salvo que tengamos sangre de licántropo, claro. Según las evidencias encontradas hasta el momento, los homicidios, la violencia, las noches en vela y la alteración del comportamiento no tienen que ver con el satélite de la Tierra ni con un supuesto efecto magnético sobre nuestros líquidos cerebrales.

En las ocasiones en que se han estudiado este fenómeno, no se ha encontrado correlación entre el la Luna llena y todos estos comportamientos. En los casos en los que los niveles de crimen parecen experimentar un aumento bajo la Luna llena, se suele dar la circunstancia de que coinciden con los fines de semana o las vacaciones.

3 - El azúcar pone hiperactivos a los niños
La cultura popular suele creer que una buena forma de hacer más revoltosos y ruidosos a los niños es atiborrarlos de tortas y gaseosas. Pero lo cierto es que no se han encontrado pruebas de que sea así. Parece ser que los niños gritan y se mueven más en los cumpleaños y en las fiestas sencillamente porque juegan con otros niños y se excitan, o bien porque beben refrescos con cafeína.

A pesar de todo, el consumo de azúcar debe ser limitado para evitar problemas de obesidad, hipertensión, diabetes y algunos tipos de cáncer.

4 - Los rayos no caen dos veces en el mismo sitio
De acuerdo con la "sabiduría popular", un rayo no cae dos veces en el mismo sitio. Así que si te cae un rayo en la cabeza y sobrevivís, luego podrás pasearte por el campo bajo la tormenta sin que te pase nada. Aunque lleves un casco metálico en la cabeza.

Como es evidente, los rayos no llevan un registro de las caídas de sus eléctricos compañeros. Se "dejan llevar" por las diferencias de potencial y tienden a descargar su energía electrostática en los puntos más altos, ya sea un rascacielos o un árbol. Por ello, una tormenta puede descargar su ira varias veces sobre un mismo árbol si está muy expuesto.

Un estudio de la NASA de 2003 encontró que la tercera parte de los rayos que tocaban tierra lo hacían en varios puntos al mismo tiempo. O sea, no solo pueden caer rayos varias veces en el mismo sitio, sino que a veces los rayos caen en varios lugares en el mismo momento.

5 - El pelo y las uñas crecen después de muerto
Por suerte para los diseñadores de ataúdes, sarcófagos y demás mobiliario fúnebre, esto no es cierto. Lo que ocurre es que la piel de los difuntos se seca y se retrae, con lo que puede darse el efecto de que el pelo, la barba y las uñas siguen creciendo.

Para que crezcan, las células tienen que seguir activas, consumiendo energía y obteniendo nutrientes a través del torrente sanguíneo. Y esto solo pasa cuando estamos vivos.

6 - Los antibióticos sirven para el resfriado
Los antibióticos no sirven de nada contra el resfriado, ya que está causado por virus y los antibióticos, por definición, solo pueden atacar a las bacterias. Para que hacerse una idea, una bacteria es una pequeña célula que lleva a cabo todas las funciones básicas y un virus es más bien como un pequeño vehículo que transporta algunos genes para infectar a otras células.

Así que los antibióticos nada puede hacer contra la gripe, el sida, la viruela, los catarros y toda la demás batería de enfermedades relacionadas con virus. Además, tomarlos tiene dos efectos secundarios directos y potencialmente graves. Por un lado se favorece la resistencia de las bacterias que podrían ser perjudiciales, de forma que en el futuro ese mismo antibiótico no servirá para dañarlas, y por otro se ataca a la flora intestinal, tan importante para el funcionamento del sistema inmune y la digestión.

Según el CDC, los médicos hacen 10.000 millones de recetas para antibióticos cada año para enfermedades de origen viral. En lugar de esperar varios días a que los laboratorios determinen si la enfermedad tiene un origen viral o bacteriano, prefieren mandarle al paciente un remedio que puede no servir para nada e incluso ser dañino.

7 - Los chicles se pegan al intestino
Tragarse un chicle puede tener consecuencias... inocuas. Salvo que nos traguemos muchos al mismo tiempo. Caso en el que pueden pegarse a otros objetos no digeribles (monedas, semillas, etc) y fomar un tapón en el intestino que nos llevaría al médico.

Cuando llegan al sistema digestivo, aparte de una pequeña cantidad de edulcorantes y aromas, la mayor parte del chicle no se puede digerir, puesto que está hecho de gomas y aceites vegetales indigeribles. Por eso son expulsados al exterior sin haber sido muy modificados.

8 - Crujirse los dedos provoca artritis
De momento, los estudios no han conseguido encontrar una relación entre el hábito de crujirse los dedos o los nudillos y la aparición de artritis. Y no será porqueno se haya intentado. En 1998 Donald Unger publicó un artículo en el que decía haber estado crujiéndose los nudillos de su mano izquierda pero no los de la derecha durante 60 años. En 2009 su sacrificio le valió ganar el premio Ig Nobel, que premia los "descubrimientos" inusuales e imaginativos que hacen reír y pensar a la gente.

Pero entonces, ¿por qué suenan? El centro Jonh Hopkins de medicina explica en su página web que el crujido aparece cuando las cápsulas de líquido sinovial, que amortiguan la separación entre los huesos de muchas articulaciones, como la muñeca, la rodilla o los dedos, vuelven a su posición original. Según dicen, al crujirse una articulación lo que ocurre es que la presión "estrangula" la cápsula y que, al finalizar la fuerza, vuelve a su posición original y el líquido y las paredes dan un "latigazo" que se puede oír.

Eso sí, cuando duela crujirse los dedos conviene ir al médico, porque podría haber daños en esa articulación.

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